lunes, 9 de agosto de 2010

El futuro: el deporte escolar

No hay duda de que el fútbol sala necesita de nuevos y jóvenes jugadores que vayan sustituyendo a los que cuelgan las botas.
Cuando hago esta afirmación que parece de sentido común es porque llevamos años pensando que los jugadores duran eternamente y no hemos mirado mas allá, o por lo menos, muchos de nosotros.
La desaparición del Kanikas es un claro ejemplo de lo que estoy detallando. Un equipo con un grupo de personas que tarde o temprano dejarían la práctica, y lo han hecho de tal forma que el club no ha podido inscribirse para la presente temporada por falta de jugadores. Dicho esto, he de aclarar que desconozco los motivos por los que no se ha renovado plantilla, algunos equipos simplemente quieren jugar el grupo de amigos y cuando llega el momento se retiran y hasta aquí se ha llegado, es respetable, pero a la vez es una pena.
Podemos poner algún ejemplo mas, pero no es ese mi objetivo, sino buscar una solución, intentar aportar algo: mi opinión, que puede que no consiga nada con ello, pero es algo.
Creo que el futuro lo tenemos en el deporte escolar, he oído a algunos colegas lo difícil que les resulta convencer a un chico de 18 años para que opte por el fútbol sala en vez de por el fútbol, ya que tiene aptitudes para ello, por ello creo que tenemos que ir a la raíz, allí donde comienza todo y eso es el colegio, donde todos los niños comienzan por el llamado "fútbol-5".
Parte de culpa la tienen los padres que ansían ver cómo sus hijos triunfan en el Athletic, otra parte la tienen los propios colegios, que desechan el fútbol sala en cuanto pueden, sin contar la televisión, que nos inunda de fútbol a diario, y por último está la propia federación, que consigue que los colegios tengan acceso a campos de fútbol de forma gratuita (cosa totalmente aplaudible). Pero todo esto son excusas, el fútbol sala va por delante de todo, ya que es lo primero que maman nuestros jóvenes valores y hay que enseñarles a que también es bonito, es divertido y espectacular y sobre todo, es otra opción.
Prueba de ello, es el Colegio Pagasarribide de Bilbao, donde tuve la oportunidad de entrenar a un grupo de alevines de fútbol-7 de primer año. En este colegio ya no volverá a haber fútbol-7, los niños quieren fútbol sala, les gusta, les divierte y les atrae mas que el fútbol y lo mas importante de todo: ha sido una decisión suya. En este sentido el responsable del fútbol sala ha optado por idear una estructura para que cuando terminen el colegio, puedan seguir practicando nuestro deporte en el instituto con sus mismos entrenadores e intentar seguir los pasos de Berriotxoa (Bilbao) o San Jorge (Santurtzi) como claros ejemplos de cantera.
Conseguirlo es difícil, pero no imposible, por ello, animo a los clubes a que inviertan en cantera, intenten acuerdos con colegios, a la federación la animo a federar el fútbol sala escolar, a minimizar costes de las categorías base para que exijan el menor esfuerzo económico y a los jugadores que se retiran les animo a que se hagan monitores e intenten enseñar a niños y a niñas lo aprendido durante sus años de jugador. Creo que el fútbol sala vizcaíno merece el esfuerzo.

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