¿Qué debería primar en un equipo?, ¿la formación de jugadores de cara al futuro o la imperiosidad de los resultados?. Esta pregunta se hacen muchos coordinadores y entrenadores a la hora de establecer los objetivos de una temporada y la respuesta, aunque lo parezca, no es fácil.
Muchos dirán que los resultados lo son todo, quien no gana se hunde. Otros, mas utópicos, dirán que la formación, que son el futuro. Yo digo que las dos cosas son necesarias pero en un equilibrio normal dentro de las posibilidades de cada plantilla.
A los jugadores hay que pedirles resultados, siempre, hay que exigirles ganar, no solo por los tres puntos, sino porque en la exigencia y el esfuerzo está la progresión en el aprendizaje. También hay que formar a jóvenes jugadores, porque es cierto, son el futuro. Una plantilla de treintaañeros está condenada, tarde o temprano al fracaso y hay que incorporar jóvenes jugadores, enseñarles y darles minutos para que vayan aplicando lo aprendido y entrenado. En el equilibrio está el éxito.
No es fácil, los resultados no llegarán pronto y los jugadores tampoco se formarán pronto. Es el camino mas largo hacia el éxito, pero quien dude de ello no tiene mas que ver equipos cuyas plantillas estén plagadas de canteranos. No lo consiguieron en uno o dos años, pero una vez comenzaron a dar nivel, las quintas posteriores llegadas al primer equipo han mantenido ese nivel merced a un trabajo de formación continuado y oportunidades en el primer equipo. Al final la paciencia dio sus frutos.
Por lo que la formación es primordial, pero hay que recordar que los partidos hay que ganarlos. Jugar bien con gente joven pero sin meter goles no lleva a nada y bajar de categoría no es un buen reclamo para unos jugadores de cantera a los que hay enseñar, pero exigiéndoles sobre el campo ganar los partidos, aunque a veces cueste hacerlo jugando bien, pero no caigamos en la tentación de ganar a toda costa.
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